lunes, 29 de agosto de 2011

La campaña; los equipos y la proclamación de Danilo Medina


Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do

SIN PLEITO
Los equipos de campaña de los dos principales candidatos no cayeron en la trampa de discutir a profundidad la encuesta de la semana pasada. Fueron prudentes, y no la acreditaron, pero tampoco la descalificaron.

La respetaron, o por la firma o por el patrocinador. La actitud es nueva, inteligente, pero además racional. Faltan nueve meses, y no tienen porqué volverse locos en la víspera.

Contrario a lo que aprecian algunos expertos, en ese lapso todo puede pasar. Incluso, los primeros en saberlo debieran ser Hipólito Mejìa y sus seguidores que pueden tomarse como referentes. Cuando arrancaron, Miguel Vargas les llevabas muchos cuerpos de ventaja, y ya se conocen los resultados. El ritmo de trabajo de Medina no es el mismo de Mejìa, pero el rendimiento del PLD en campaña hace milagros.

Francisco Javier García no es un mago, pero sabe sacar conejos de un sombrero de copa, y ya se puso el traje de levita. Hay perredeìstas que no se contienen y andan delirantes cantando victoria antes de tiempo. El candidato Mejia, por el contrario, se afana cada día màs…

EL ACTO
La proclamación de Danilo Medina no le agrega nada a su candidatura, pues incluso el ceremonial fue sobrio. Dicen que fiel a su temperamento, lo cual de entrada es un error, puesto que para descontar espacios necesita cambiar su manera de ser y montarse en un vehículo de mayor velocidad.

Como si fuera a competir en Formula 1. Desde un principio se consideró retraso que el acto fuera fijado para final de mes, y no antes, y la explicación que se dio no fue muy convincente, y mucho menos conveniente. Se dijo que era para dejar pasar el 16, día de cambios, creyéndose en la posibilidad de que el presidente Fernández relanzara el gobierno. No puede hablarse de frustración, pero sí de apreciaciones fallidas. De expectativas que no llenaron su cometido. El Ejecutivo luce màs ágil, y màs dedicado a sus responsabilidades, pero no puede decirse lo mismo de la administración en sentido general.

Hay funcionarios que ya no dan màs, que su propia abulia obliga a sustituirlos. Debieran dimitir, pero ahora hacen el cuento de que a los presidentes no se les renuncia…

GERENCIA
La candidatura de Medina tiene dos cosas que no tenía, y que por lo menos una le hacía falta: proclamación y jefe de campaña. La campaña electoral no es lo que se ve (discursos, caravanas, vallas, etc.), sino lo que no se ve pero que es crucial: gerencia. Ahora se administrarán los espacios, pero también las expectativas. Se necesitaba un control, pues hay compañeros que actúan por la libre y dan una impresión equivocada.

Por ejemplo ¿ Ayudan o perjudican a la campaña las guerras particulares como la Euclides Gutiérrez Félix con algunos medios ? Nadie lo vio ni lo mencionaron en la transmisión, lo que lleva a pensar que no estuvo presente en un acto que –de seguro– era de su complacencia. Aunque también inquieta saber si no fue por decisión propia, considerándolo poco prudente, o porque se lo pidieron? No debe olvidarse que Gutiérrez Félix es de los consentidos del presidente Fernández, e igual debe saberse que en la última reunión del Comité Político, al final, hicieron un aparte. Dicen que solo hablaba GF, como si explicara…

LA AUSENTE
Euclides Gutiérrez Félix califica a su generación en el PLD como “los dinosaurios”, y debe ser difícil controlar un dinosaurio, y mucho màs si es de la especie de Jurasic Park. El jefe de campaña, sin embargo, podía lograr esa hazaña, pues son tan uno del otro que comen en el mismo plato. Así que el convencimiento pudo ser posible.

Ahora ¿Puede decirse lo mismo de Margarita Cedeño de Fernández? ¿De quién fue la prudencia, del marido, del candidato, del jefe de campaña o de ella misma? La ausencia de la primera dama se hizo màs notoria porque se destacó y fueron sentadas en primera fila, o en una fila aparte, las esposas de Danilo Medina y del secretario general Reynaldo Pared Pérez, acompañando a sus maridos. Era justo que el presidente Fernández anduviera con su consorte, del mismo modo que estuvo su hijo Omar.

Aunque tampoco hay que hacerse el zoquete. El aplauso a la señora Cedeño de Fernández, que era de rigor, podía irse de manos, ya fuera espontáneo o convenido, y no hay dudas de que hubiera provocado algún trastorno…